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domingo, 11 de febrero de 2018

El amor en el retiro

Para los que ya están retirados ha de ser fácil entender lo que escribo, al igual que ustedes estoy aburrido, algunas veces me pregunto que estoy haciendo? para que vivo? no creo que limpiar el patio, hacer el jardín, eso lo hace el jardinero y llevar a mi mujer a todos sus compromisos, a las tiendas, estética o al medico ,ella lo puede hacer sola, maneja tan bien como yo, con la ventaja de que tiene mejor vista.
   
   Intenté encontrar un empleo digno, a mi edad eso es como ganar la lotería, pero lo que me desanimo fue ver lo jóvenes que son los gerentes, administradores, empresarios o encargados de contratar al personal en empresas, dependencia o instituciones, como si las personas de mi edad hubieran desaparecido o estuvieran refundidas en algún rincón  o asilo sin que nadie se interese por su existencia. 

Que tal si voy como voluntario a una de esas instituciones que están preocupadas por el bienestar de la gente de escasos recursos, de los niños abandonados, mujeres maltratadas, por mejorar el ambiente o apoyar la defensa de los animales?  

No es para mí, exigen muchas horas de trabajo, pocos elementos para cumplir con la tarea y sobre todo recaudar fondos por diferentes medios.  La verdad no tengo esa vocación de santo para enfrentar la adversidad, recibir las humillaciones tranquilamente y ver las injusticias cometerse impunemente por aquellos que parecen ser los malos de la película, los que justifican la creación de esas instituciones y les vale siete cincuenta lo que se haga o no se haga para ayudar a componer un poco lo que ellos están empeñados en destruir. 

Me paso mucho tiempo, demasiado meditando, recordando, analizando cosas que no tienen importancia o que no puedo cambiar, lo que hice en el pasado se quedo atrás , no hay vuelta, ni remedio y lo que no hice también, pero la mente muchas veces juega a ser mi peor enemigo, es implacable, remacha las cosas enfatizando los errores, resaltando los fracasos o los triunfos para mostrar lo patético que es el presente sin esas emociones, sin la energía ni la motivación que movía cada parte de mi ser buscando siempre algo nuevo, explorando alternativas,  resolviendo problemas, descubriendo lugares, conociendo personas que fueron importantes siempre porque actuaron en los mismos escenarios, participaron en los mismos eventos, fueron compañeros, amigos, amantes o vecinos, familiares rostros que algunas veces se han borrado pero que aun tengo presente sus actos, mis sentimientos para con ellos, no siempre buenos por cierto, porque imposible es llevarse bien con todos en un mundo de tanta competencia, pero ahora con el tiempo libre, con el reloj que no me importa, en la distancia que no es solo de espacio sino de época, puedo mirar el pasado y reconocer que todos fueron actores importantes, que cada uno de ellos hizo lo que le correspondía al cruzar por mi vida, yo hice también lo que algunas veces me sorprendía porque me pareció correcto, lo cual no era cierto según por las consecuencias que al correr de los años he podido observar .  

    Eso de darle vueltas a los recuerdos y pensar que hubiera sucedido si mis acciones y sentimientos hubieran sido diferentes, no tiene sentido, lo reconozco , es como un juego mental en donde las versiones se pueden variar de acuerdo al clima, a mi estado de animo, al escuchar una melodía, ver una imagen, un lugar, saborear un platillo o el aroma de un perfume que despierta recuerdos que me llevan a esos tiempos en que la juventud me regalaba la posibilidad de conquistar el mundo.

Dentro de ese universo de remembranzas siempre es un buen recurso buscar aquello donde los profundos sentimientos hicieron vibrar mi espíritu y latir con fuerza a mi corazón porque me levantan el animo y me hace creer que ha valido la pena existir si pude sentir algo tan profundo y regalar felicidad, amor a quienes compartieron conmigo esos momentos que no se pueden describir porque son poemas que cobran vida para darle un sentido y una brillo distinto a lo que he sido y soy ahora en que las sombras amenazan con ahogar mis anhelos y romper los lazos que me mantienen en este mundo.

Es el amor el que me rescata, es el amor el que como un gran gladiador lucha contra las fuerzas oscuras que pretenden borrar aquello que ha sido y es importante, con su triunfo saltan al escenario de la mente mis hijos, hermanos, mi madre , familiares, amigos, amantes, los compañeros sinceros, colaboradores leales que contribuyeron a que yo siguiera una senda que me ha traído hasta aquí. 

No puedo quejarme, he vivido muchos años, momentos de felicidad, emocionantes, románticos, de angustia o de intensidad que marcaron mi forma de pensar y de ser, mucho tengo que agradecer  y poco que reclamar, deseo solo decir que ha sido bueno vivir porque muchos estuvieron ahí, en su lugar, en mi camino, dando a mi destino el esplendor que hoy guardo en mi memoria. 

Pinto un cuadro, escribo una historia, un cuento, un relato que aquellos tiempos cuando la energía me sobraba y no me importaba como giraba el mundo porque yo formaba mis mundos y jugaba con ellos cada mañana optimista de que mañana la felicidad estaría esperando para fundirse conmigo tomando a Dios como testigo jurando siempre amar y gozar de la vida porque era una maravillosa oportunidad que me fue regalada sin condición alguna, el ayer, el mañana, el presente  eran uno, nada me ataba, libre volaba por los confines de mis anhelos y eran tantos mis sueños que parecía formar con ellos océanos donde navegaban amores y desamores cual fugaces destellos que hoy siguen brillando a lo lejos. 

Cierto es que para amar hay que pasar por un aprendizaje , porque lo que nuestros padres con el ejemplo hacen no es suficiente cuando se presentan las complicaciones de la atracción, la pasión, el deseo por alguien totalmente desconocido que luego se ha de incluir la admiración, respeto, apoyo, ternura, atención, tolerancia y otros ingredientes que al final resultan en un amor que se expande y abarca a todos y cada uno de los que nos rodean, a la gente con la que tratamos a diario, a la naturaleza, al universo del que formamos parte y sobre todo a Dios porque el amor nos hace comprender que existe en todas las manifestaciones profundas que se dan en esa relación cósmica con cada elemento.
Tuvieron que pasar muchos años para que comprendiera esas cosas, experimentara de distintas formas el amor, porque no es lo mismo el encuentro con la mujer que con sus encantos nos seduce a tener en los brazos a un hijo recién nacido o apoyar al amigo que sufre intensamente, al compañero que se queja dar consuelo y estar al lado de quien sufre sea compañero, vecino, el colaborador que a diario comparte el trabajo, respetando sus distintas opiniones, tolerando aquello que no comprendemos, compartiendo el triunfo y el fracaso, la alegría y la tristeza, el placer y el dolor,  en fin, muchas son las circunstancias y sucesos que nos van formando en el amor que damos y recibimos, en el que a compartimos intensamente sin condición alguna y tal vez ahora en mi retiro tenga que hablar de eso con los jóvenes, decirles que tengan paciencia y estén siempre atentos para comprender las señales del amor, que no dejen escapar las oportunidades de manifestarlo, de sentirlo, de gozarlo porque al final es el tesoro inmenso que nadie puede quitar.

Bien se ha dicho que en el libro de la vida las paginas rojas son las que se han escrito con amor, ahí se encuentran los pasaje mas emocionantes, los que tienen un valor inmenso, los que nos hacen vibrar, sacuden lo mas profundo de nuestro ser y le dan un significado especial a la vida que ha de ser bien vivida cuando la mayoría de esas paginas se tiñen de ese color. 

Todos los días y todas las horas deben ser dedicadas al amor y a la amistad, pero ciertamente se pueden celebrar para fines comerciales y como un festejo especial en una fecha señalada, es cuestión de conservar tradiciones o de provocar reacciones colectivas como en la Navidad o en la llegada del año nuevo, pero lo principal es tener presente que hemos venido al mundo por amor y podemos repartir amor, recibir amor, proyectarlo en todas direcciones y ver que hay suficientes motivos por ello para ser feliz.
 
           JuanAntonio Saucedo Pimentel

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