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domingo, 4 de septiembre de 2016

El miedo

El temor a cualquier cosa inhibe, pone freno a mis aspiraciones, me hace vulnerable frente a quien lo infunde, incluso puedo actuar de manera irracional, la historia demuestra lo fácil que es manipular a pueblos enteros al crear un ambiente propicio para que teman, ni que decir de las religiones que durante siglos dan a los creyentes las dosis de miedo que los hacen devotos fieles con la esperanza de ser salvados de las garras del mal.

    Desde niño cuestiones esas absurdas creencias en el infierno y el demonio, mas tarde escribí una parodia sobre un dialogo con el demonio donde pongo de manifiesto que ha sido un buen chivo expiatorio para descargar nuestro proceder, es sencillo porque decargar la conciencia sobre algo que no ha de venir a rebatirme.

No puedo cuantificar el daño causado por el temor, pero si puedo ver los resultados, he presenciado cómo una persona puede realizar actos denigrantes o criminales por miedo, he visto a comunidades  enteras controladas por caciques o líderes a quienes temen, hombres que no salen de su miseria o no se atreven a realizar sus aspiraciones por el miedo que les paraliza, muchas veces sin justificación, simplemente por la inducción proveniente de ideas que desde niños les fueron dañando, creando una maraña de sentimientos, pensamientos, emociones, que confunden la realidad con la fantasía , esa fantasía que se convierte en un muro que no puedes traspasar. 
   
    El enfrentar a nuestros propios temores es complicado, requiere de análisis del comportamiento, de nuestra historia, de aquellas cosas que nos causaron esa angustia que hoy nos limita. Pueden ser experiencias dolorosas, maltrato físico , emocional, medio ambiente contaminado por familia desintegrada, padres sin capacidad para darme una buena educación o incluso vivir situaciones críticas fuera de mi control, como una revuelta, guerra, fenómeno natural o enfermedad propia o de un ser amado, cada punto cuenta, cada evento tiene su impacto, cada persona lo interpreta y lo asimila de manera distinta, pero el efecto queda grabado para siempre.

    recuerdo cuando joven mi arrojo colindaba con  la estupidez haciendo cosas solo por impresionara a mis amigos o amigas, pero mucho de ello provenía del torrente de hormonas que en ese tiempo alteró mi comportamiento, ahora a lo lejos puedo analizar que ocurría cuando entraba a clase y estaba rodeado de mujeres de quince o diez y seis años con su aroma, sonrisas, miradas, coqueteando abiertamente sin malicia, tan solo practicando un arte natural de seducción que les divertía  al notar el efecto que causaba, yo era demasiado vulnerable , hacia cosas que me pusieron varias ocasiones al borde de la expulsión del plantel y dio origen a que se impartirán clases de educación sexual por primera vez en esa escuela, seguramente temiendo que nuestros actos tuvieran un avance peligroso . 
   Durante mucho tiempo la mujer fue el principal motor de mis acciones,fui bueno en el deporte, en los estudios, trabajó  por ellas y con ellas, su presencia, caricias, besos eran mas que suficiente para impulsarme a realizar cualquier cosa por temeraria que pareciera.   
Queda claro que el temor se vence cuando hay un motivador poderoso que lo vence, en mi caso eran las mujeres, mas tarde fueron mis hijos y mi inconformidad ante las injusticias. 
  Conforme se avanza en la derrota de los temores, se gana confianza, se obtienen triunfos en diferentes campos, los negocios o el alcanzar objetivos se suman a lo logros y sentí que podía emprender y vencer cualquier obstaculo para lograr mis sueños.  No contaba con los caprichos del destino, un accidente en segundos cambió radicalmente mi vida, de pronto estaba postrado a expensas de los que otros pudieran hacer por mi, supeditado al cien por ciento a la buena voluntad, a la ciencia, a la pericia de doctores, enfermeras, camilleros , operadores de los aparatos médicos que se convirtieron en algo familiar algo que jamas habia imaginado.

   En esas circunstancias y con los peores pronósticos sobre mi recuperación me hice el ánimo de no dejarme vencer por la adversidad, prefería morir que ser un lisiado que causa lastima y molestias, estaba decidido a vencer la posible parálisis de mis piernas o quedar en el intento, pero esta vez recurrí a algo que pocas veces tomaba en cuenta, la fe en Dios.
  Mi madre siempre nos habia inculcado a mis hermanos y a mí esa fe, la oración, decia, tiene un gran poder, nos hace sentir que podemos comunicarnos con Dios y nos da la confianza para seguir adelante.   Es increíble el valor que nos da la fe, el tomar en consideración que hay algo o alguien que está por encima de nuestras propias fuerzas y capacidad, no exagero al decir que fue como un milagro mi recuperación, apoyado en esa fe hice  esfuerzos durante dos o tres años hasta lograr nuevamente  retornar a la fase productiva, intentando nuevas empresas con una conciencia  acorde con lo que experimenté durante mi convalecencia.  Creo que no solo me rehabilite físicamente, sino mental y espiritualmente porque desde entonces he tratado de hacer las cosas mejor en todos los sentidos, pero lo que mas he ganado es valor, porque si algo me hace vacilar solo tengo que recordar que nada es imposible y que con fe se llega lejos. 

   Hago la aclaración que no soy practicante de ninguna religión en particular, me acerco a Dios desde mi perspectiva del universo de su magnitud y complejidad, de las maravillas que en el existen, por mi relacion con mi familia y amigos, por lo mucho que he recibido sin saber las causas.  

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